miércoles, enero 12, 2011

Lo que se ha logrado.

Después de más de treinta años de planeación o planificación urbana, estamos justo en el punto más temido de la historia de la ciudad. Hoy la ciudad de Aguascalientes se encuentra totalmente desdibujada, extendida más allá de los límites reconocibles. Los habitantes de la ciudad han perdido la cohesión social en los extremos de la pirámide económica, la sectorización social divide de una manera grosera la oportunidad de acceso a los beneficios del desarrollo humano de los últimos años y las despiadadas campañas que incitan al consumo dividen a los pobladores entre la disyuntiva de cubrir necesidades creadas a costa de las necesidades elementales. La ciudad y sus ciudadanos se enfrentan en una lucha fratricida y desigual por la supervivencia, desconociéndose en los planos afectivos y escondiéndose entre la individualidad paranoica y los escenarios auténticos del miedo. Sólo impera la desunión, provocada por la ignorancia mutua y la negación de los puntos comunes. ¿Es el urbanismo una asignatura que ha beneficiado a las ciudades mexicanas? ¿Ha estado a la altura de la propuesta y la gestión necesaria? ó ¿Es sólo una nueva herramienta técnica para validar el vandalismo y la depredación del medio natural y sus recursos?
Lo más angustiante de la situación es, que dirigentes y algunos técnicos de los espacios dedicados a la planificación de las ciudades han tomado para sí, los discursos de urgencia y los llamados apremiantes al cambio, dotándolos de vacío e inoperancia. Palabras llenas de valores y significados profundos, se debilitan y desaparecen ante la realidad de las acciones mustias y las voluntades nulas de un cambio auténtico.
Los recursos naturales que se destruyen todos los días, ante la impasible mirada de constructores de sueños que se vuelven pesadillas en la figura de diminutos espacios para vivir, que niegan los entornos en los que son edificados, que ignoran las normas básicas y lógicas del comportamiento climático y los ciclos naturales. Y que son supeditados a los tiempos de entrega, calidad disfrazada y necesidades falsas creadas desde oficinas inundadas de tecnología importada y adaptada a unas necesidades de estandarización global, en medio de la diversidad local mexicana que no hemos podido entender.
¿Cuánto tiempo más queremos perder? ¿Cuánto tiempo más permaneceremos en nuestra impasible comodidad? La solución puede estar en muchas partes y puede provenir de muchos frentes, pero una cosa es segura: la solución no es extender la mano para seguir dependiendo de la responsabilidad que ponemos en los otros.

1 comentario:

Dorix dijo...

La ciudad planeada no es la ciudad apropiada.

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