jueves, enero 13, 2011

Ecos del 2010



Parece que fue un sueño. Era julio, en el invierno lluvioso de las selvas guaraníes.
Mientras contemplaba extasiado la fuerza del agua, y en un momento insólito en el que de repente la plataforma se despejo de turistas. Una mujer comenzó a cantar con los ojos cerrados de cara a la garganta del diablo; yo cerré también mis ojos y me deje llevar por el sonido armonioso de la voz dulce de ella y del sonido impresionante del agua, fue un momento mágico. Cuando el instante pasó, nos abrazamos, en un abrazo largo y sentido, fue la conexión de los seres humanos y la naturaleza.

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