jueves, octubre 21, 2010

¿Para qué?

Para tener claro de una vez por todas, que por muchas cosas que pueda prever existen muchos intereses, en todos los ámbitos. Muchas personas tienen otros puntos de vista y diferentes maneras de alcanzar sus objetivos, desde su posición de mando, poder económico o influencia.

Para entender que no debo tener la soberbia de pensar que se pueden ignorar ciertas cosas sin tener consecuencias a ese desdén.

Para recordar que el hada que no fue invitada al bautizo de la princesa puede tomar represalias.

Para comprobar que no hay enemigo pequeño y que todos, en diferentes intensidades, reaccionamos cuando nos sentimos amenazados.

Para reafirmar que una persona insatisfecha y desilusionada contamina la insatisfacción y puede derrumbar catedrales. Y que yo también puedo experimentar la insatisfacción y la desilusión.

Para asumir de manera responsable, que no es posible dejar en los otros la responsabilidad de mis acciones.

Para darme cuenta, que necesito mejorar mis instrumentos de comunicación.
Para valorar y agradecer que tengo muchos amigos que confían en mí.

Para incrementar la seguridad de que en verdad siento que puedo impulsar un cambio desde la raíz, y debo meditar mejor las estrategias desde mis aptitudes.
Para confiar en que siempre estoy en el lugar adecuado, que necesito afinar mis sentidos, y fluir, evitando la intervención del ego.

lunes, octubre 18, 2010

Se manifiesta el fuego

Contemplo mis manos ampolladas, por ese calor inexplicable que emana de mi cuerpo. Fue un cambio de frecuencia rápido, no hubo tiempo de digerirlo de una manera moderada como otras veces, el tiempo se agota, y necesito avanzar rápidamente.

En el camino bromearon todos mis amigos sobre el salto cuántico que habíamos realizado, y ahora a la distancia y en vista de la forma en la que se están desarrollando los acontecimientos, no me parece tan graciosa la comparación.
¿Y si el cambio hubiese sido cuántico? Muchas cosas se escapan de la lógica, no quiero pensar, pero mi naturaleza provoca una serie de dudas y una vez más incertidumbre.

Ni siquiera en la apariencia veo a la misma persona, sonrió pensando en la cantidad de cabello nuevo que me he descubierto la primera mañana después de la experiencia, al despertar y ver mí imagen en el espejo.

Me siento más joven, pero también infinitamente cansado y triste, aunque en el transcurso del día decidí que el sentimiento que me estaba acompañando no era la tristeza, el cansancio sí sin dudad, sino una desilusión infinita que no había experimentado jamás. Y las palabras acudían a mí cabeza: “la desilusión es directamente proporcional a las expectativas que deposítanos en el exterior, en los otros”.

Debo cambiar de estrategia porque es imposible crear sin expectativas, y esas expectativas para que no ocasionen desilusión culposa, dolorosa, deben ser puestas sólo en mí, en lo que puedo lograr, no de una manera soberbia, al contrario, desde el reconocimiento de mis límites, y también de mis cualidades.
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