Olías al bosque que adorabas,
la yerba mate estaba tatuada en tu saliva
que nunca sentí.
Tu, vos.
Tú voz, embrujaba el instante eterno
acompañado con la mirada curiosa
que nunca antes sentí
Tu, vos.
Tú voz, dulce y grave de la tierra roja
tú mirada suave
reflejaba instantes de arroyos interminables,
Que son ríos inmensos en la tierra seca
Donde vivo yo.
Instante eterno que recordaré por siempre
Tus ojos, tu, vos y yo.
martes, agosto 17, 2010
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