jueves, febrero 10, 2005

Ma gavte la nata

El tedio había comenzado a invadir cada una de mis articulaciones y el temor de que el mal acabaría por llegar de una vez a mi cerebro me ocasionaba malestares estomacales constantes, cada parte de mi cuerpo me indicaba que debía moverme cuanto antes sino quería terminar como un inútil calienta sillas el resto de mi vida, pero el temor a lo desconocido y a salir de mi aparente comodidad era mas paralizante aún que cualquier intento por cambiar, como hombre de fe, quizá no bien encausada, esperaba a cada instante una señal divina que me dijera para que servia y hacia donde tenia que caminar, pero lamentablemente mis conocimientos en lo concerniente a decodificar los mensajes divinos eran sino nulos, si lo suficientemente escasos como para permitirme descifrar cual podría ser mi destino en esta vida. Sin embargo de vez en cuando me asaltaban chispazos de vida que disfrutaba sobremanera, queriendo que se prolongaran por mucho tiempo, aunque como es sabido son solo eso, chispazos. La cosa es que decidí ponerme en marcha, arreglar mis asuntos pendientes que no podrían ser nunca demasiados a causa de mi poca actividad reciente, y salir de una vez por todas de este aletargamiento asesino en el que me encontraba desde hacia no se cuanto tiempo

1 comentario:

Jorge Pedro dijo...

quiubo. por el título de este post deduzco que ya leíste o estás leyendo el péndulo. yo ahora leo a easton ellis y, como es de esperarse, estoy divirtiéndome un montón. saludos desde esta linda oficina en chimalistac, san ángel.

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