¿El regresar al hogar es siempre placentero?, recordar con la mirada entristecida el espacio que se achica con el tiempo, el brillo de la colcha azul que se desdibuja con el paso lento de los que corrieron algún día a levantarte de la primera caída, las calles no son como las recuerdas y quizá siempre han sido iguales, ¿Has perdido tu el filtro de los ojos puros?, o ¿es una mezcla de todo?, las baldosas del patio perdieron por fin el brillo, ya no hay fuerza que las limpie mañana y tarde, el patio se vuelve convenientemente rugoso para impedir que el andar inseguro de los habitantes adelante el final inminente.
La casa obscura alberga las historias de terror que hoy parecen más reales y cercanas. El volver no siempre es bueno, volver con la esperanza de encontrar lo perdido, buscar la razón primera de la infancia que no existe más, el dolor de encontrar esa esperanza fragmentada, diluida en espacios instantáneos de recuerdos magnificados por el anhelo constante de la felicidad que se espera siempre mañana y no se logro vivir cuando existió.
Volver a la huerta seca, arrodillarse ante el concreto que reina sobre la antigua semilla y le impide florecer.
La casa obscura alberga las historias de terror que hoy parecen más reales y cercanas. El volver no siempre es bueno, volver con la esperanza de encontrar lo perdido, buscar la razón primera de la infancia que no existe más, el dolor de encontrar esa esperanza fragmentada, diluida en espacios instantáneos de recuerdos magnificados por el anhelo constante de la felicidad que se espera siempre mañana y no se logro vivir cuando existió.
Volver a la huerta seca, arrodillarse ante el concreto que reina sobre la antigua semilla y le impide florecer.
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