Las condiciones actuales no te permiten darte cuenta del peligro en que te encontraste la noche de San Juan
del año 2003, estuviste a punto de ser devorado por el fuego de ese mítico día, pero todo termino, y la calma
ahora es desesperante, la soledad disfrazada te abruma, y el mundo en el que te mueves es como una pecera
para un tiburón hambriento, debe salir, pero romper la pecera conlleva el riesgo de morir, o la posibilidad de
aprender a respirar fuera del agua que te daba la vida...
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