Dice la leyenda que la tumba de mármol donde reposan los restos mortales de Silvestre II, un Papa que nació en el año 950 cuestionado por sus lazos con el diablo y acusado en su época de esoterismo, presenta humedad cuando anuncia la muerte de la máxima autoridad de la Iglesia católica.
En estos momentos en que el mundo entero está pendiente de la salud de Juan Pablo II son bastantes los curiosos que se acercan a la basílica de San Juan de Letrán para ver alguna señal sobre el futuro del Santo Padre, señaló AFP.
La curiosidad ha llevado a Nuria e Ignacio, dos jóvenes españoles de Asturias, hasta la tumba de Silvestre II, en realidad un mármol esculpido en relieve en una columna de la monumental basílica construida en tiempos de Constantino, que la donó al Papa convirtiéndola en el poder temporal de la máxima autoridad cristiana.
"No creo ni dejo de creer", dice Ignacio, aunque considera que "es bastante difícil que ese pedazo de mármol esculpido sude".
El encargado de la tienda de la monumental basílica, que prefiere omitir su nombre, nunca ha visto la tumba "sudar" pero no por eso deja de creer que pueda ocurrir.
Los buscadores de fenómenos aseguran que en ninguno de los momentos en que Karol Wojtyla se ha encontrado en peligro de muerte la escultura de Gerbert d'Aurillac, el verdadero nombre del primer Papa francés de la historia de la Iglesia católica, se ha inmutado y menos sudado.
sábado, marzo 12, 2005
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