viernes, octubre 24, 2003

Ayer comencé a leer la autobiografía científica de Aldo Rossi –Arquitecto italiano que murió hace algunos años-, y solamente la introducción me ha dejado pensando algunas cosas, una de ellas es que todo sucede en el momento justo.
El libro es prestado, tengo con el un buen, y cuando iba a regresarlo pensé: si he tardado tanto tiempo en regresarlo lo mejor es que lo lea, y al comenzar, el primer párrafo decía:

“A los treinta años hay que concluir o empezar algo definitivo y pasar cuentas con la formación de uno mismo. Cada uno de mis dibujos o escritos me parecía definitivo por partida doble: porque remataba mi experiencia y porque me dejaba sin nada mas que decir.”

Debo confesar que aunque todavía no llego ha esa edad, estoy más cerca de los treinta que de los veinte y definitivamente he pensado últimamente que debo cerrar un ciclo y comenzar una etapa trascendental en mi vida, y estoy de acuerdo que cada cosa que hago me parece definitiva en ese momento y me deja sin nada más que decir.

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