Pero el transcurso de la decadencia es claro y está presente en todos los objetos y en todos los seres que habitan el jardín. Incluso en aquellos que sólo lo cruzan, y sobre todo, en aquellos que ya no están vivos.
Me desespera tanto ver el jardín en decadencia, ni siquiera los niños de Oscar Wilde podrían devolverle la vida, está muerto. Yo pudiera gritar, pedir auxilio, ¿me entiendes?, pero nadie escucha, veo con asombro como los zapatos van pasando por el antiguo jardín, sus dueños ni siquiera han reparado en el cambio del espacio, ¿habrán notado el lugar cuando era bello? Ya hasta lo dudo. Porque de ser así estarían tan angustiados como yo.
No sé, te digo que ya no puedo hacer nada, sólo veo, y eso es duro, ¿sabes?, si claro que es duro, a veces me gustaría estar ciego, pero no serviría de nada, seguiría oliendo, escuchando…en fin que no se puede uno separar de sentir, al menos yo no puedo. Entonces cuando veo lo que está pasando, y contemplo al pájaro herido de plumas negras que se descompone bajo los pasos indolentes de los pies sucios, pienso que soy de los pocos que no logra deshacerse de sus sentidos. Los de los zapatos grandes y sucios, me parece que ya no sienten. ¿Cómo habrán hecho para dejar de ver y no tropezarse?
Me gustaría saber como lo han hecho por una cosa de curiosidad, quizá morbosa, aunque en realidad no quiero dejar de sentir, paradoja, me encanta sentir, sin embargo resulta abrumador… Pensaras que estoy loco, quizá lo este, pero también me imagino algunas veces que estoy sintiendo por todos, por todos los que no ven, suena raro ¿no?, si rarísimo mejor dicho, y hasta pretencioso, ¿cómo voy a poder sentir los sentimientos de los otros si con los míos a veces no puedo de tantos que son? Pero es chistoso, así me siento a veces, a veces como hoy, justo hoy, cuando vi al pájaro de plumas negras sobre la tierra de ese lugar que solía ser un parque.
Si quizá estas pensando también, que para que tanto alboroto por un pájaro muerto, porque no te había dicho, el pájaro no duro vivo mucho rato, es más, creo que se murió mientras lo contemplaba la primera vez, la segunda vez que lo mire, seguro ya estaba muerto. Pues no, para mí no es poca cosa, era un pájaro, negro; seguramente fue hermoso, seguramente vivió feliz, y supo al final de su vida que alguien más se conectaba con él.
Sí, sí, son divagaciones, estoy cansado, y sigo sintiendo. Ahora cuando más cansado estoy, por si fuera poco, aparece también la tristeza. Voy a terminar odiando al pájaro de plumas negras. Aunque suene a lugar común, para variar, también esta re nublado el día, ya ves lo que dicen, no más falta que un perro me mié, por eso les saco la vuelta, además no me gustaría encontrarme a un perro de pelo negro, aplastado sobre la carretera, eso sí que sería el colmo, ¿no crees?
Mira tengo algo importante que decirte, si bueno lo otro también era importante, pero esto es importante para mí, porque en el fondo aunque tenga muchos momentos sentimentales y me pueda conectar con el dolor universal de la muerte de un pájaro de alas negras, también soy un poco egoísta, bueno quizá un mucho ya lo dirás tú. La cosa es que quiero decirte que me importas mucho, y tampoco me gustaría verte a ti, aplastado sobre la calle con un tiro en la cabeza, y que la gente de zapatos grandes y sucios siga caminando frente a mí sobre tu cadáver, porque ya estás muerto, estás muerto desde antes que empezara a escribir esto, porque ya son muchos los muertos que pasamos y no vemos, pero yo, cuando te observo, el mundo a mi alrededor desaparece, ya de plano estoy muy atolondrado, no te rías, es una palabra que si existe, me gusta usarla, no es tan fuerte como estúpido o pendejo, pero la idea es la misma.
Me importas.
Y tengo ganas de gritar ¡Auxilio! Pero nadie escucha.