Sacudir el polvo de mi cuerpo apolillado
contemplar las cortinas de luz
que se levantan
al luchar por adentrarse
entre los orificios de mi corazón
cansado de no amar
¡Golpea el corazón!
abre las puertas de la angustia y
¡mátala!

Los ojos que no puedo olvidar
me miran con dulzura
y no acierto a descifrar
si es amor o es amistad.

Dormir al caer la tarde
dejarse llevar por la luz
que se apaga en el horizonte, y
contemplar extasiado el festín final de color que abruma

Correr esperando prolongar el placer de los sentidos
aspirar hasta el fondo de mi alma
el aire de un día nuevo
que ya no volverá.

Ciutat Vella fue durante siglos el centro político, industrial, comercial y financiero de Barcelona. Con la nueva dimensión urbana que adquiere la ciudad tras la realización del Ensanche en el XIX, el distrito entra en un imparable proceso de degradación progresiva. La pérdida de peso económico y la marcha de las clases de mayor renta a otras zonas de la ciudad hace que estos barrios se vean pronto afectados por los problemas derivados de la falta de renovación del tejido urbano, deterioro de la vivienda, asentamiento de actividades marginales y precarias. El paso de los años acentuó los problemas generando importantes bolsas de marginalidad social y urbana. Por otra parte, el grado de centralidad del distrito incrementó la movilidad con todas sus secuelas: congestión, caída de la calidad ambiental por ruido, contaminación, riesgos...

Casi lo mismo que sucede aqui en Aguascalientes, lo malo es que aqui no tenemos 500 millones de Euros para contrarrestar esta situación.