lunes, septiembre 21, 2009

“Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar.”
Fernando Savater.

miércoles, septiembre 09, 2009

Indiferencia

Con angustia observo
ampollada la plaza
por la descomposición de los seres
que la cruzan sin habitarla.

Las heridas de lenta agonía
se acrecientan y decrecen
con el pasar intermitente
del barrendero triste
de la limpiadora sola
del habitante ansioso
por alcanzar nada,
entes que no habitan
se confunden en el fondo
de fachadas deslucidas
sin memoria,
sin presente.

Prefiero apartar la vista de este suelo ajeno
que me mantiene erguido
y veo hacia el cielo que esperaba azul
y es gris, y es también rojo
y no es infinito y no es azul.

Camino ajeno por la tierra que niego cada día
horrorizado del lodo que ensucia mi falsa pureza
huyo por la noche del campo que no es mío
y en el que por no estar
no me siento libre.

martes, septiembre 08, 2009

México hoy, con un aire de amargura

México, país de oportunidades escasas y sueños que se rompen todos los días; piedra eterna del sacrificio perpetuo del que ve un paisaje hermoso y no puede disfrutarlo con plenitud, tierra fértil que se vuelve estéril esperando la llegada del buen labrador que no existe, o que si existe, está ocupado destruyendo el territorio que lo cobija, anhelando la tierra arrebatada desde tiempos ancestrales y que para recuperarla no hace otra cosa que llorar o arrojarse a los brazos de los asesinos sin estrategias de lucha, deseoso de vivir un presente codicioso que no llega, emulando las acciones de la victima incansable que todo lo soporta; oportunismo vació, complejidad de pensamiento amable y traicionero, culpable cínico, adulador hipócrita de las oportunidades envidiadas de los otros, uso del poder extremo y momentáneo del eterno humillado que busca humillar al que se deje a la menor oportunidad, triunfalismo efímero de quien acaricia el poder y se pierde en el exceso irracional al no ser capaz de controlarlo, amabilidad disfrazada de intención, de ventaja sobre el huésped, buscador de la tranquilidad eterna que no llega y envilece. Reprimido eterno, subyugado por el poder externo que envidia sin respuesta competitiva y busca siempre el puntapié discreto, el empujón imperceptible, que haga caer al objeto de la envidia sin ánimo de ocupar un lugar del que en realidad nunca ha estado interesado, por miedo, eterno cobarde que huye del compromiso y enfrenta por la fuerza violenta todo aquello que considera débil y que teme. Payaso de crucero que llora por las noches sin quitarse la máscara perpetua de risa falsa.

viernes, septiembre 04, 2009

El otoño se aproxima



Navegando por la red, he descubierto un poema de Federico García Lorca que me ha impactado, no sólo por el contenido del mensaje y lo fuerte de los versos y las ideas, sino por la pertinencia en mi historia personal y en las cosas que me interesan hoy, me queda claro, cada día mas, la trascendencia de ciertas personas que van marcando la pauta en la atención de los momentos importantes de la historia de los seres humanos hombres y mujeres, que los hacen ser reconocidos. Este poema fue escrito en 1930 en Nueva York, y se siente la actualidad casi hiriente.


NEW YORK OFICINA Y DENUNCIA
Federico García Lorca
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas,
un río de sangre tierna.
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas,
lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
Lo sé.
Pero yo no he venido a ver el cielo.
Yo he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas
para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros
en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson
se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, orinando, volando en su pureza
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.No es la muerte,
es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados
y distancias inasibles
en la patita de ese gato
quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas
por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer?,
¿ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera
y bocanadas de sangre?
San Ignacio de Loyola
asesinó un pequeño conejo
y todavía sus labios gimen
por las torres de las iglesias.
No, no, no, no; yo denuncio.
Yo denuncio la conjurade estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido
por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.

jueves, septiembre 03, 2009

Nunca termino de conocer...que bueno!


Creí que los embates del exterior estaban mejor manejados, en mi crecimiento personal y sin embargo me siguen afectando, de una manera que creía superada, me enferma tanto la hipocresía y los dobles discursos, necesito más herramientas para poder enfrentarlas y seguir conmigo, desde mi interior. No soy pesimista he avanzado sin embargo:

¡Qué díficil resulta algunas veces!
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